En Rosa como el Sol, Alicia Tsuchiya (Ensenada, Baja California, 1976) nos invita a adentrarnos en su hogar el cual comparte con su hijo Bastian. Utilizando su teléfono celular y una cámara fotográfica semiprofesional, Tsuchiya captura imágenes que poco a poco van hilando su historia con la de Bastian. En las fotografías, las ventanas y la luz juegan un papel fundamental, las primeras marcan la frontera entre su mundo y el exterior, la segunda enfatiza los momentos en que aparentemente no pasa nada pero es ahí justo donde se define su historia. Alicia, que es madre soltera, atesora estos momentos entre la cotidianidad y los deberes del día a día; es a través de estas imágenes, que no solo van reforzando su relación, sino que también van aprendiendo el uno del otro a través de la mirada.

Durante los cuatro años que duró el proyecto, Bastian no fue simplemente un sujeto frente a la cámara de su madre; también participó activamente al descubrir instantes que consideró esenciales para que ella capturara, colaborando en el proceso de edición e incluso, en ciertos casos, asumiendo el rol de fotógrafo.